En nuestro oficio y ámbito social, en cualquiera de sus especialidades, solemos encontrar magníficos materiales tanto de diagnóstico como de tratamiento para podernos asesorar respecto al trato y la atención a la población a la que nos debemos. Sin embargo, en ocasiones, dichos materiales por su diseño y especialización, se nos antojan necesarios para otras poblaciones que quedan fuera de su ámbito para que el que fueron originalmente elaborados.
Esta disyuntiva es perfectamente aplicable al tema que nos ocupa hoy, hablamos del trabajo personal con nuestras personas atendidas respecto a sus vidas, sus historias y, en definitiva, al viaje iniciado desde su nacimiento.
Los materiales que solemos encontrar para el trabajo en historia de vida suelen concebirse para edades tempranas, destinados igualmente a niños y niñas sin discapacidad y que tienen cierta consciencia y realidad sobre lo que ha sido su vida y sus contextos antes de entrar en el sistema de protección. Este magnífico material es una herramienta básica en los centros de protección de nuestra entidad, elaborado por Jesús M. Jiménez, Rocío Martínez y Estefanía Mata y editado por la Consejería de Igualdad y Políticas Sociales, con la colaboración de la Fundación de Investigación de la Universidad de Sevilla (FIUS).
Esta propuesta de intervención se torna crucial en la mayoría de menores que recalan en centros de protección trabajándose casi desde su ingreso, debiendo ser incorporada al trabajo que llevan a cabo los profesionales e integrándola en sus planes de intervención individualizados. El acompañamiento en este proceso, en este viaje en su historia, debe ser una de nuestras tareas fundamentales e indispensables, dando un soporte que los menores necesitan en el proceso de adaptación y de interiorización de los cambios vitales a los que se ven abocados.
Sin embargo, en el plano de los adultos y de la discapacidad intelectual, dichos materiales con sus debidas adaptaciones específicas, en muchos casos son muy interesantes para trabajar, siendo útiles e indispensables para un ajuste psicológico, afectivo y personal pleno y que complementa todas las líneas de intervención que se mantienen actualmente en las Residencias de Adultos y Centros Ocupacionales. Los beneficios son extensos y son dinámicas sencillas de implantar, encontrando momentos en el día con ellos para trabajar cara a cara en el plano de los sentimientos y por supuesto, en el ámbito de la estimulación cognitiva.
Como ideas básicas, se pueden seguir distintos materiales como el que se ha especificado antes, realizando así por escrito y de manera lineal, una narración de los distintos hitos y momentos especiales que han sucedido en sus recorridos vitales, facilitando en todo momento la comunicación y la expresión emocional de manera positiva. El vínculo entre el profesional y él o ella se refuerza, se hace fuerte y se alcanzan unas cotas de confianza indispensables en dichos centros de residencia, sabiendo que semanalmente, por ejemplo, habrá un hueco en la rutina diaria para hablar de sí mismo y de su vida, sintiéndose acorde a lo que perseguimos cada día los profesionales…que se sienta el protagonista. Este ritmo de trabajo lo debe ir marcando siempre la persona atendida y debe ser consciente de que este tipo de trabajo nunca supondrá ni un premio ni una corrección de tipo educativo al igual que se establece con menores de edad. Supondrá un continuo, un hilo, una carretera sin fin establecido, una acción que puede prolongarse más allá incluso de la estancia en una residencia concreta u en otra y que puede llevar consigo siempre que lo considero idóneo.
En adultos con discapacidad, debido muchas veces a sus edades y a los cambios a los que pueden haberse visto sujetos durante años, pueden llegar a perder datos y claves de su historia que, lógicamente, repercuten en su presente. Completar huecos y colocar fichas de ese puzzle que parecían perdidas, pasean de la mano con la estabilidad emocional y con la calma, conociéndose mejor y sabiendo con qué y cuáles elementos disponen para perseguir su bienestar y su calidad de vida en la actualidad.
Deben saber que no es un trabajo típico de niños o que parece puramente escolar. Los adultos con discapacidad deben ver esta actividad como la realización y visualización de la película de sus vidas y no algo que haya que hacer por hacer. A muchos de ellos o a casi todos, las entrevistas, las sesiones individuales o hablar por hablar simplemente les encanta, se sienten nuestros cómplices y se sienten importantes al lado de nosotros, por lo que aprovechando esa situación, nos adentramos en un trabajo muy bonito, personal, emocional y saludable para su presente y su futuro.
Como complemento, otras acciones en esta línea son perfectamente igual de aplicables a adultos con discapacidad intelectual, como pueden ser el ecomapa (trabajo más visual y que requiere materiales como cartulinas y colores) en los que se representan los distintos elementos que conforman su presente, como pueden ser personas, casas, rutinas, etc… aunque también podremos usar el cofre del tesoro, una técnica también muy útil en adultos y que imprime a su habitación o sus casas ese toque familiar, afectivo y de grandes sentimientos que solemos guardar en recuerdos, pequeños regalos o enseres. Estas pertenencias que todos solemos atesorar, para ellos les confiere un nivel más de intimidad y de salvaguarda de su historia, ya que en dicho cofre (que pueden ver, manipular y mostrar a otros siempre que quieran) pueden tener pequeños recuerdos, fotos, entradas a espectáculos, regalos de amigos, enseres de familiares o juguetes que proporcionan continuidad en sus vidas, que les acompañan en su presente y que nunca dejarán que su identidad se vea dañada o que pierdan el concepto claro de quiénes han sido y quiénes son.
Un trabajo personal con nuestros adultos con discapacidad que, lejos de ser una actividad exclusiva de menores, es precioso y nos llena de sentimientos y de historias; historias colmadas de momentos que, agradables o no tanto, forman parte de su vida y han hecho que actualmente sean la persona que es, con defectos y con virtudes, pero atendida indiscutiblemente con personas que nunca cesarán de buscar su bienestar y, sobre todo, su sonrisa.
Juanma Fernández Carranza
Psicólogo de la residencia de adultos ‘Hermano Francisco’ en Osuna.