Texto: Verónica Pérez Martín, psicóloga de los servicios de día de AlcaláVerónica Fernández

Aunque nosotros no lo creamos, tenemos una gran capacidad de comunicar emociones, así que si puedes elegir, reparte emociones positivas.
En un mundo lleno de información y de un millón de amigos en Facebook hemos olvidado que un abrazo debe durar al menos seis segundos para que deje huella en el cerebro.
En un mundo en el que pasamos más tiempo mirando pantallas de ordenador, televisiones, móviles, etc., hemos olvidado mirarnos a los ojos.
Somos seres sociales, el dolor que provoca la soledad en una multitud es un mal que aqueja cada vez más.

Yo si puedo elegir prefiero emociones positivas

Nos preguntamos, por qué esto es malo. Pues bien, durante la historia de la humanidad desde los primeros homínidos hasta décadas atrás, nuestra mayor preocupación era la propia supervivencia. En los países desarrollados la tenemos garantizada, vivimos más años, hemos aprendido a cuidamos más, tenemos mejor cura para las enfermedades, ya no luchamos por la vida. Así que nos habíamos preocupado por el dolor emocional, la soledad, la tristeza, el miedo, ansiedad, etc., que ahora en el siglo XXI se está demostrando que tiene una clara repercusión en la salud. Las personas que se sienten mal, tiene más problemas físicos.
Por lo que aprendamos de nuevo a mirarnos a los ojos y nos daremos cuenta que hay mucho que decir, que hay mucho más que nos une que que nos separa y que el ser humano tiene un lenguaje universal que son los sentimientos y una única forma de comunicarlo con la mirada, con el tacto, con una sonrisa o un abrazo.
Así que esto lo podemos cambiar, podemos modificar la forma de hacer las cosas, aprendiendo y entrenando nuestro celebro plástico. Saneemos nuestras relaciones sociales, comprendiendo qué nos pasa, entrenándonos para cambiar, mejorar y realizar otras acciones.
Saca tu caja de herramientas emocional y arregla tu mundo, comienza a ser feliz.