La historia que sigue es una de esas que reverberan en el pecho, como el eco en bosque abierto. Es una de esas historias que se quedan con nosotros, en nosotros, porque es la crónica de un sueño cumplido y con sueños que se cumplen, todos soñamos.

La historia que sigue es la de Luis, que a sus 60 años de edad, y a las puertas de salir de Paz y Bien para ser atendido en un recurso adecuado a su grado actual de dependencia, ha regresado a la tierra que lo vio nacer, después de 38 años. Ha pasado mucho tiempo pero al fin ha logrado su sueño y ha podido despedirse de sus seres queridos y de la brisa del mar.

A los 22 años dejó La Línea de la Concepción para pasar por varios centros hasta llegar, en 2005, a nuestra entidad, concretamente a la residencia de adultos ‘Oromana’, en Alcalá de Guadaíra. Desde ese preciso momento, por su carisma ha sido siempre un pilar fundamental para todas las personas que están a su cuidado o que han tenido la oportunidad de conocerlo.

Durante todo este tiempo, Luis no ha dejado de añorar su tierra, rememorando diariamente los acontecimientos, lugares y personas que le acompañaron en su juventud. Juventud que ha ido quedando atrás dando paso a un deterioro cognitivo progresivo, que le afecta tanto a nivel neurológico como físico, que disminuye su autonomía personal, por lo que precisa extensos apoyos para el desarrollo de todas las habilidades de la vida diaria.

Debido a este deterioro, y teniendo como objetivo favorecer sus procesos cognitivos y mejorar su calidad de vida, surge el planteamiento de utilizar un instrumento que ayude a conservar su memoria y la identidad propia formada a través de las experiencias vividas, el ‘Libro de vida’.

Durante la elaboración de este material se pudo constatar la gran cantidad de recuerdos que Luis alberga sobre su infancia y juventud, llegando a recordar incluso pequeños detalles, tales como el bar en el que se tomó su primer café, las canciones que escuchaba y los juegos que compartía en su infancia, entre otros.

No era la primera vez que Luis expresaba el deseo de volver a sus orígenes; sin embargo, no fue hasta entonces, al oír la emoción expresada en sus palabras al recordar aquellos momentos, cuando en la residencia se fue realmente consciente de cuánta importancia tenía para él visitar, aunque solo fuese una vez más, su tierra.

Así que sin pensarlo, se puso en marcha el tsunami Paz y Bien y dos de las profesionales encargadas del bienestar de Luis quitaron su tiempo libre un sábado para acompañarlo en ese viaje. Todos los responsables de esta persona usuaria, la dirección de la residencia ‘Oromana’ y la Fundación Tutelar TAU, que vela por sus intereses, se volcaron con ellas para que no les faltara de nada. Y así, con el complot de tantas personas dispuestas a hacer realidad el sueño de Luis, ocurrió lo que sigue:

“Todos tenemos sueños en la vida, unos más alcanzables que otros. Los sueños, guían nuestra vida y a ellos nos aferramos en cada momento…Por suerte, al igual que en los cuentos, hay veces en la vida, en las que aparecen hadas madrinas o genios en una lámpara que los hacen realidad.

Nuestro compañero Luis llevaba años deseando con todas sus fuerzas volver a su tierra natal y, a pesar de llevar fuera más de 30 años, aún recuerda todos y cada uno de los rincones de su amada y añorada casa.
Sábado 3 de octubre, por fin llegó el día. Ese genio del que hablábamos se presentó en la residencia de adultos ‘Oromana’ concediéndole a Luis su deseo: visitar La Línea de la Concepción y Algeciras.

Inicialmente, se mostró incrédulo y no fue hasta divisar en el horizonte el Peñón de Gibraltar cuando se dio cuenta de que su deseo se estaba haciendo realidad. Y es ahí donde empieza la aventura…

Luis guio al genio por las calles de Algeciras, mostrándole los sitios que frecuentaba en su juventud: el bar de Antonio, el Hospital Municipal, la Catedral y el puerto marítimo, entre otros. A continuación, se dirigieron al barrio de La Atunara, en La Línea, lugar que lo vio crecer. Aún recuerda su dirección, por lo que el genio pudo ver las calles en las que jugaba de niño, la casa donde vivió y la playa que rodeaba el barrio pesquero.

Antes de marchar, pidió un último deseo, despedirse de sus padres, cuyos restos descansan en el cementerio de ‘El Zabal’.

La jornada estuvo repleta de momentos emotivos, en los que el genio pudo ver a un Luis feliz, saboreando y guardando en su memoria cada instante, como si fuese la última vez.

Sin embargo, no fue Luis el único que ganó. El genio se llevó consigo una experiencia inolvidable, dándose cuenta de que un simple día de su vida se había convertido en el mejor día de la vida de Luis.
Gracias Luis por permitirnos acompañarte en este viaje.

Andrea Ramírez Fernández
Mª Ángeles Romero García”

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