Paz y Bien ha terminado 2017 al pie del cañón hasta el último día. Ese último día, el 31 de diciembre, la entidad lo terminó corriendo, porque correr es salud. Es salud porque se oxigena el cuerpo, se estiran los músculos, se fortalece el corazón, se rejuvenecen las células y se ensancha el alma con la recompensa de cruzar la meta, abrazar al compañero y decir adiós a todo un año con la mejor de las sensaciones, la de las endorfinas recorriendo el torrente sanguíneo. Todo esto sucedió el pasado sábado en Alcalá de Guadaíra, en el marco de los Pinares de Oromana, cuando más de 500 personas arroparon la iniciativa de la Asociación Paz y Bien de recuperar la extinta Carrera Popular San Silvestre de la ciudad panadera.
Con casi una semana de antelación se colgó el cartel de fin de inscripciones con dorsal. El agradecimiento es enorme a todas esas personas que han querido practicar salud y compromiso social hasta el último día, pues los fondos recaudados están destinados a seguir trabajando con la dignidad social, laboral, cultural y de cualquier índole de las personas a las que atendemos.
La cita arrancó a las 11.00 horas con la carrera de los senior y veteranos, tras las que se sucedieron las cuatro categorías dirigidas a los pequeños pasando de infantil a gorrión y de benjamín a pitufo.
Fue la gran fiesta del azul –color corporativo de Paz y Bien y de las camisetas de la carrera- y de los Papá Noel, pelucas varias, tutús y demás abalorios festivos.
Entre los momentos más emocionantes, además de la gesta de los primeros corredores que hicieron los 4,5 kilómetros en apenas un cuarto de hora, destacaron la llegada de veteranos de muchas canas y mérito, de alguna mascota, de pequeños acompañando a sus padres, de enamorados agarrados y unidos hasta el final y, sobre todo, la de las personas a las que atendemos que, con todas sus dificultades y reducciones de movilidad, hicieron lo indecible para subir y bajar los caminos de los pinares y llegar al arco del triunfo.
Allí, el aplauso de los congregados dejó patente la emoción contagiosa del esfuerzo humano, de esa capacidad de hombre de superarse, de llegar a más, de hacer lo que otros cree posible.
Gracias a todos los corredores, aficionados, cuerpos de seguridad, responsables políticos de la ciudad, patrocinadores, organizadores, sanitarios, voluntarios, trabajadores y personas usuarias de la entidad que hicieron posible las inscripciones, el correcto devenir de los participantes, la emoción de la entrega de trofeos y todo, todo lo que allí sucedió.

 

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