Historia de Paz y Bien

Los inicios: antecedentes y contextualización de los orígenes de la entidad.

La Asociación Paz y Bien nació en 1979 por iniciativa de un grupo de personas, encabezado por Rafael Pozo, que buscaban dar una respuesta profesionalizada a las inquietudes y preocupaciones de los padres y las madres de las personas con discapacidad. El contexto histórico, político y social en el que se enmarcan los inicios de esta entidad sin ánimo de lucro es el de una democracia que suena todavía a algo recién estrenado y en el que las personas con discapacidad intelectual conformaban un colectivo desconocido, incluso escondido, para la mayoría de la sociedad.

Los inicios antes de la constitución como entidad fueron difíciles, pero si por algo se ha caracterizado la labor de la Asociación Paz y Bien a lo largo de sus más de 40 años de historia es por haber ido un paso por delante de las necesidades y dando respuestas a lo que más tarde se fue demandando a las instituciones públicas, con el fin de ofrecer soluciones a los problemas de los colectivos más vulnerables.

La actividad de la Asociación, aún sin constituir, comenzó en la localidad de Olivares, en una casa cedida en la que las personas voluntarias fueron improvisando actividades y tareas ocupacionales con las personas por entonces llamadas “deficientes”. Las personas que encabezaron este proyecto entendieron desde el principio la inserción laboral como la mejor herramienta para la normalización e integración social de este colectivo.

Foto de grupo de los primeros talleres de la asociación

En poco tiempo, las peticiones de las familias crecieron como la espuma debido a la difusión de Rafael Pozo a través de sus homilías en la parroquia del convento sevillano de Capuchinos, y también a través de la prensa y la radio. Ante la creciente demanda, trasladaron el taller de trabajo a un semisótano de 125 metros cuadrados ubicado en la calle Los Romeros de Sevilla.

El espacio se aprovechó al máximo, tanto para las tareas ocupacionales como para las tareas de oficina. Se pusieron en marcha iniciativas pioneras entre las que se encontraban que los chavales tuvieran un servicio de transporte y comedor gratuitos, un salario estímulo por el trabajo que desempeñaban, y los servicios de un médico, una pedagoga y una psicóloga que atendían a las personas con discapacidad una vez por semana.

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Fundación de la Asociación Paz y Bien. 1979.

Después de meses manteniendo reuniones con entidades del colectivo, de búsqueda de recursos, se recogió el acta de constitución y el nombramiento de la junta directiva de la ‘Asociación Protectora de Deficientes Psíquicos Paz y Bien’, nombre que salió de manera espontánea entre los presentes y donde se nombró a Rafael Pozo como presidente de la entidad. Meses más tarde, el 27 de julio de 1979, se aprobaron definitivamente los estatutos y se realizó la inscripción en el registro de asociaciones del Gobierno Civil de Sevilla con el número 1.253.

Con la constitución de la entidad se empiezan a crear lo que pueden considerarse las primeras infraestructuras, con la puesta en marcha del taller de producción industrial de los productos ‘Pepita’. Se hicieron famosos sus estropajos, la lejía, el agua destilada y las fregonas, siendo las personas con discapacidad partícipes en algunos de los procesos de la cadena de producción de estos materiales.

Bodegón de productos Pepita realizados en el Centro Especial de Empleo de la asociación para su posterior comercialización
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Centro especial de empleo ‘Paz y Bien’. 1982

El inicio de la década de los 80 marcó el despegue de la labor de la entidad con su traslado al Monasterio de San Isidoro del Campo, ubicado en Santiponce (Sevilla). En 1981 se puso en marcha el Taller de Artes Gráficas, y un año después, concretamente el 1 de abril de 1982, se registró el Centro Especial de Empleo ‘Paz y Bien’ con el número uno en el Registro Nacional del Ministerio de Trabajo de España.

La entidad comenzó a dar soluciones residenciales con el punto de mira siempre puesto en las personas más desfavorecidas. Así, en 1982, se creó la primera residencia en Santiponce, y poco a poco fue ampliando este servicio y, por tanto, dando respuesta a la demanda. En tan solo cinco años el número de atendidos en los servicios residenciales sobrepasó el centenar de personas.

De la necesidad de orientar a las familias de las personas usuarias de la Asociación nace en 1986 una iniciativa innovadora, la “Escuela de Padres”, y cuyo fin inicial fue el de unificar criterios entre los centros de la entidad y los propios familiares, de manera que pudieran orientarlos en la forma de actuar con sus hijos e hijas con discapacidad.

Foto antigua de un numeroso grupo de personas con discapacidad intelectual en los inicios de la entidad

El año 1987, fecha en la que María Luisa de Velasco dona la Finca San Buenaventura a Paz y Bien, marcó un antes y un después en la historia de la entidad. La hacienda, situada en la periferia de Alcalá de Guadaíra, estaba ubicada en el entorno del Parque Natural Oromana y se convirtió en uno de los núcleos de mayor y más diversa actividad dentro de la Asociación. Aunque para llegar hasta este punto, la entidad tuvo que transformar  un terreno casi baldío en un espacio fértil y con las infraestructuras suficientes que permitieron a posteriori integrar a la persona con discapacidad “sin minusvalía” en un entorno donde aprender y desarrollarse. De este modo, lo primero que se instaló en la Finca San Buenaventura fue el “Centro de Capacitación Agraria María Luisa de Velasco”, lo que hoy día conocemos como “centros ocupacionales” (Ley de ordenación del sector en 1.993), para la integración de la persona con minusvalía psíquica y en situación de marginalidad en un entorno muy alejado del concepto de institución, en el medio rural y en plena naturaleza.

Paz y Bien, respondiendo a las nuevas demandas y cambios sociales, comenzó a redefinir su metodología e introdujo nuevos conceptos pasando de la mera asistencia al apoyo a la persona con discapacidad en su proyecto de vida, proporcionándole los recursos necesarios para conseguirlo. En este contexto, la asociación colaboró con la Reforma Psiquiátrica de 1986 y puso en marcha en 1989 una iniciativa con la que dar atención a ocho mujeres con discapacidad intelectual del Hospital Psiquiátrico de Miraflores, en lo que conocemos actualmente como residencia para personas gravemente afectadas ‘Hermana Clara’. Un año más tarde, también en Alcalá de Guadaíra, comenzó a atender a otro grupo similar a través de la residencia de adultos ‘Oromana’.

La formación fue también uno de los nuevos instrumentos que utilizó la asociación para la inclusión de las personas con discapacidad. De esta manera, a finales de los años 80 se consolidan los Centros Ocupacionales de Santiponce y Alcalá de Guadaíra.

En 1991 la entidad emprendió una experiencia pionera en la rehabilitación e inserción de las personas con discapacidad intelectual provenientes del régimen penitenciario. Durante casi diez años, Paz y Bien llevó a cabo programas europeos en la línea de la atención a las personas reclusas con discapacidad: Inserto, Way Out (Leonardo) y Alas (Horizon). Las necesidades de la población reclusa con discapacidad intelectual se hicieron más visibles para una sociedad que se había mostrado insensible ante ellas.

Comprometida con el pleno desarrollo de la persona con discapacidad intelectual y su tutela jurídica, Paz y Bien promovió la creación de la Fundación Tutelar TAU en 1994. Fue la primera entidad en su ámbito en toda Andalucía.  A lo largo de los años, TAU, en estrecha colaboración con Paz y Bien, se ha convertido en la defensora de los derechos jurídicos de las personas con discapacidad a la vez que se ha erigido como referente afectivo de sus casi 200 tutelados en toda Andalucía, muchos de ellos dentro de la red de servicios de la asociación.

Dentro del marco del desarrollo de proyectos europeos, en los años siguientes se establecieron contactos con entidades y técnicos europeos que impulsaron a la entidad a entrar en el programa ‘Helios’, centrado en la integración social y la vida autónoma, y precedido de iniciativas como el Museo de la Naturaleza y la Granja Escuela San Buenaventura (1995). Esta última, es a día de hoy un modelo de integración y superación personal de las personas con discapacidad del que son testigos más de 6.000 escolares andaluces al año, suponiendo desde su creación un recurso innovador y pionero.

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Inicio de la atención a menores tutelados. 1998

Paz y Bien siguió escribiendo su historia adentrándose en la intervención con un nuevo colectivo en riesgo de exclusión: los menores en situación de desamparo. Así pues, y a petición de los organismos andaluces, Paz y Bien comenzó a atender a menores tutelados con discapacidad intelectual en Alcalá de Guadaíra en diciembre de 1998, aunque el centro ‘La Granja’ no fue inaugurado hasta el 25 de mayo de 1999.

Inauguración del primer centro para la infancia de la asociación Paz y Bien, en el año 1998

Actualmente, Paz y Bien gestiona un centro de acogida inmediata, seis residenciales básicos y un centro terapéutico. Además desarrolla un programa de Mayoría de Edad que, a partir de los 18 años, dota a los jóvenes de los recursos y la formación necesaria para convertirse en adultos y vivir de forma independiente.

Ya en 1999, como respuesta a su apuesta por el empleo como instrumento para la integración social, Paz y Bien recibió el Premio Reina Sofía de Rehabilitación e Integración por la labor formativa y de promoción del empleo en sectores críticos (ver premios) llevada a cabo en las Escuelas Taller de Alcalá de Guadaíra.

El cambio de siglo marcó el inicio de la presencia de Paz y Bien en Huelva. En septiembre de 1999 comenzó su intervención en la Sierra de Aracena y Picos de Aroche tras un estudio cuyas conclusiones arrojan cifras alarmantes sobre la situación de la población con discapacidad intelectual en la comarca. A partir de este año se trabajó para la creación y apertura del Centro de Servicios Especializados ‘El Múrtigas’ (31 de mayo de 2002), ubicado en Galaroza, y otro en Puebla de Guzmán –‘El Andévalo’ (2007)-.

En 2003, también en Huelva, se comenzó a proyectarse el complejo turístico Sierra Luz dentro del marco de las iniciativas europeas INTERREG. En 2009 se inauguró este establecimiento rural y accesible, pionero en Andalucía.

Las personas con discapacidad intelectual y trastornos de conducta es otro colectivo vulnerable al que la asociación quiso dar respuestas, en colaboración con la Consejería para la Igualdad y Bienestar social, con la creación de ‘Santa María’ en 2006, la primera de sus características en la provincia de Sevilla. Tres años después, en la línea de seguir investigando sobre las necesidades de estas personas e incrementar su calidad de vida se puso en marcha el programa Dis Intra (2007).

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Inicio Cooperación Internacional en Guatemala. 2007

En el año 2007 Paz y Bien se inicia en la Cooperación para el Desarrollo con la inauguración en Quezaltepeque (Dpto. de Chiquimula-Guatemala), del Centro de Promoción Social ‘Tuncushá’. La experiencia misionera de Rafael Pozo, fundador de Paz y Bien, así como los contactos y colaboración continuada con entidades del país guatemalteco, forman el caldo de cultivo de la realidad de la actuación de Paz y Bien a día de hoy en Guatemala. La defensa de los menores con discapacidad y desnutrición y sus familias son el centro de la actuación en esta línea.

Grupo de chicos y chicas del centro Tuncushá, en Guatemala, posan para la foto

Desde sus comienzos, Paz y Bien ONGD no ha dejado de abrir nuevos horizontes para combatir estos problemas. Para ello ha iniciado diferentes programas centrados en el aspecto sanitario, formativo y de integración. Programas como las Escuelas Inclusivas (integración de niños con  discapacidad en la escuela regular) o el Programa de Lucha Contra la Desnutrición Infantil (con el que se interviene tanto con menores desnutridos  como con mujeres gestantes y en edad fértil) son pioneros en este país en vías de desarrollo.

Para apoyar los diferentes programas sanitarios, la entidad inauguró en 2010 un Consultorio Médico en el que se llevan a cabo las actuaciones sanitarias dentro de sus programas , al tiempo que ofrece un servicio de atención médica casi inexistente en esta zona -excepto en el sector privado- para una población rural potencial de 116.000 habitantes.

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En la actualidad. Compromiso con otros colectivos, compromiso con las personas.

El hilo conductor del trabajo de Paz y Bien es la lucha y la defensa de los derechos de los colectivos más desfavorecidos, teniendo siempre en el punto de mira a la persona, potenciando sus capacidades y acompañándolas en su proyecto de vida.  En este sentido, la última década de la Asociación ha estado marcada, además de por seguir ampliando la amalgama de recursos para personas con discapacidad intelectual y los menores del sistema de protección (un claro ejemplo lo encontramos en la residencia de adultos ‘El Chanza’ en Cortegana en 2014 o la ampliación de la cobertura de programas específicos de infancia como AMEDIS a la provincia de Córdoba…) por proyectos innovadores como el Proyecto de Integración Social en el entorno rural de la Sierra de Aracena y Picos de Aroche (desde 2013), en el que participan todos los municipios de la comarca, y otros proyectos y programas enfocados a la atención de los colectivos más allá de donde llega la propia administración, como es el caso de ‘Timonel’ y el Servicio para la Promoción de la Autonomía Personal (ambos desde 2017); ‘Generador’ (2020); otros que de los que ha formado parte junto con otras entidades, como FEVIDA, título universitario impulsado por la Universidad Pablo de Olavide; y el servicio ‘Ven a verme’ (2018), que se ha situado en los últimos años como un referente necesario y la puerta de entrada a la Asociación y otros recursos propios de la administración andaluza.

No conforme con la labor diaria, Paz y Bien ha afrontado en 2021 un nuevo reto en la atención a colectivos desfavorecidos, en este caso en la ciudad de Sevilla. A través del programa “Sevilla Integra” del Ayuntamiento de Sevilla, atiende las necesidades de estos colectivos en los barrios de Triana, Los Remedios y Casco Antigo, mediante el proyecto “Re(d)Activa: Orillas”, formando y buscando oportunidades laborales a personas desempleadas en situación extrema.

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