José María Sánchez Bursón (Sevilla, 1959) es licenciado en Derecho por la Universidad de Sevilla y miembro del Cuerpo General de Administradores Generales de la Junta de Andalucía desde 1984. Actualmente dirige el Instituto Andaluz de Administración Pública, asumiendo la responsabilidad de la gestión de un conjunto de servicios públicos dirigidos a la transformación y fortalecimiento de la Administración.

¿Qué beneficios tiene que aplicar una visión innovadora en entidades sociales como la nuestra?

Ya no se trata de que la innovación aporte beneficios a la organización, sino que incorporar una orientación basada en la innovación se convierte en un verdadero elemento de supervivencia organizativa. Es decir, o enfocas la organización en la innovación, y de una forma obsesiva, o progresivamente perderás competitividad, eficiencia y productividad, y a medio plazo la propia organización declinará y comprometerá su sostenibilidad. El entorno que enfrentamos exige una apuesta decidida por la innovación, se nos impone como una necesidad vital para garantizar la sostenibilidad. Sin innovación y gestión del cambio no tendréis futuro.

¿Cuáles son las claves para poner en marcha procesos innovadores en una entidad?

El proceso de innovación se construye sobre tres elementos esenciales; primero, las propias personas, contar con personas capacitadas y abiertas a la innovación es clave para generar procesos innovadores dentro de la organización, hoy más que nunca las personas son el valor más relevante de las organizaciones. Segundo, el propio enfoque organizativo, ser innovador exige imponer una cultura y unos valores centrados en la innovación, y por otra parte, una adaptación del modelo organizativo a las exigencias del proceso de innovación, basado en la libertad, confianza y, comunicación, que las personas dispongan de espacios y entornos que les permita frecuentar conversaciones significativas y creativas para la innovación. Y por último, fomentar un ecosistema que aliente a la innovación, incluyendo a la cultura, los valores, la distribución de los recursos, la gestión del conocimiento y el talento, el reconocimiento del mérito, la apertura al riesgo y la aceptación del fracaso, etc. Como vemos, integrar la innovación no es fácil para las organizaciones, nos exige aplicar la gestión del cambio de forma permanente, ser flexible y adaptativo y estar abierto a las prospectiva, pero también nos aporta un gran proceso evolutivo como organización social.

¿Cómo ve el mapa andaluz del Tercer Sector respecto a innovación?

El Tercer Sector está moribundo, se impone la instauración del “Cuarto Sector”, que bajo el liderazgo del sector público, integra la incorporación de un modelo de gestión empresarial sostenido por un compromiso social colectivo, ético, solidario y sostenible. El Tercer Sector para sobrevivir deberá transitar hacia el Cuarto Sector, nutrido de personas y organizaciones solidarias que aplican modelos de gestión basados en la innovación social y la eficiencia radical. Sólo sobrevivirán aquellas entidades que sepan enfrentar el reto de la innovación social, y configurar una organización adaptativa y en permanente cambio para dar respuestas a necesidades sociales cada vez más complejas, exigentes y basadas en un diálogo amable con las tecnología.

¿Qué hace Andalucía respecto a la innovación?

Hacer, se hacen cosas, y se dan pasos, pero el problema es doble, primero que nuestra cultura es remisa a la innovación, nos cuesta innovar y adaptarnos a escenarios flexible, quizás por la propia fortaleza de nuestra cultura, y por tanto vamos a contra corriente, y segundo, porque todo lo que hagamos es poco, porque ya no se trata de lo que nosotros hagamos, si no lo que hacen los demás. Nos movemos en entornos y mercados globales hipercompetitivos y conectados, sujetos a incertidumbres y ausencia de referencias estables, y el problema es que nos adaptamos a estos contextos o paulatinamente perdemos mercado, negocios y por tanto riqueza para redistribuir. Hoy ya no es posible ser neutro o pasivo, o ganas terreno o te sustraen el tuyo, o subes o bajas, y la escalera no es más que la innovación.

¿Cómo están cambiando los espacios de trabajo?

Están cambiando las personas, las organizaciones y los entornos. Las personas integran sus desarrollos vitales y personales con sus propios destinos profesionales, pretenden vivir en plenitud desplegando sus potenciales en su proyecto profesional, y ello aporta una gran ventaja, de compromiso e implicación, pero de otra exige un cambio de paradigma de los procesos organizativos. De este modo, las organizaciones sociales se articulan como familias donde todos los miembros cooperan entre sí para la obtención de los logros comunes. Se demanda la construcción de modelos organizativos basados en la autogestión libre de las personas, la autonomía de los equipos de trabajo y nuevos procesos de coordinación basados en relaciones horizontales libres y autónomas. Estos nuevos modelos organizativos animan a las personas y a los equipos a desplegar su creatividad e innovación en todas las tareas que ejecutan, y enriquecen los logros organizativos. Necesitamos configurar entornos que faciliten conversaciones significativas entre las personas para compartir proyectos colectivos.

¿Cuáles son los nuevos modelos sociales que se plantean a futuro?

Esta pregunta precisa un tratado para abordarla. Incidiendo en lo esencial, a nosotros nos preocupa lo referido al severo envejecimiento de la población y el impacto que ello va a reportar en nuestro modelo de bienestar social. Vamos a ser una de las sociedades más envejecidas del mundo, y con elevadas expectativas de vida. Esto nos exigirá atender múltiples situaciones de dependencias y enfermedades crónicas, y cuestionará las resistencias de nuestro sistema de bienestar. Las sociedades más avanzadas ya están reaccionando activamente ante la situación que se avecina, las soluciones pasan por la integración de las redes sociales y sanitarias, el cambio del paradigma asistencial del centro a la vivienda de la persona asistida y la implicación de la ciudadanía y la Sociedad Civil en la cocreación de soluciones innovadoras que garanticen la sostenibilidad. Esta última idea conecta por la necesidad de vertebrar soluciones decididas y compartidas con la ciudadanía, según las tendencias avanzamos hacia nuevos modelos de gobiernos cooperativos que comparten sus funciones colaborativamente con la ciudadanía y la Sociedad.

¿En qué va a repercutir eso en entidades como Paz y Bien?

En realidad, la crisis económica y los nuevos entornos competitivos ya viene incidiendo de forma activa en las actividades que emprende Paz y Bien, pero el problema es que previsiblemente la situación se va agudizar, es decir más competencia, más restricciones financieras y más presión asistencial, y ello en entornos cada vez más complejos, inciertos y tecnológicos. Los escenarios no son ni buenos ni malos, todo depende de cómo uno los integre, como oportunidad para avanzar y ganar territorios, o como una amenaza sobre mi terreno firme. Yo soy optimista y prefiero apuntar las ventajas que aportan los nuevos entornos. Pienso que Paz y Bien también es optimista y ha dado prueba de ello, por eso recomendaría mirar al futuro como un espacio de oportunidad de aquellos que con realismo y anclados en valores firmes saben adaptarse a las nuevas exigencias, que observan lo que hacen los mejores, dan valor a las personas y prosperan con esfuerzo e inteligencia, lo demás vendrá dado. A buen seguro Paz y Bien seguirá progresando.

 

Entrevista realizada para el boletín digital de la asociación. Puedes consultarlo AQUÍ.