Texto: Miguel Ángel Calero Gómez, educador de la Asociación Paz y Bien

Ser tutor de personas en prácticas no es una tarea fácil porque es un añadido al día a día y una gran responsabilidad, pero sin embargo es un trabajo muy encomiable. Es digno de admirar cómo esos futuros profesionales ponen todo de sí por innovar, así nuestras personas usuarias se benefician de su buen hacer, de nuevos aires,…

De estas prácticas salen proyectos que no se quedan limitados a su corta estancia en nuestros servicios sino que proliferan dando fruto a numerosas acciones que posteriormente hacen de forma voluntaria. Qué decir del teatro ‘Hilos’, muestra de la constancia de años que gracias al trabajo desinteresado de Antonio Espejo Castro y Sandra Román Román hemos llevado a escena y esperamos seguir haciéndolo por mucho tiempo. No nos podemos olvidar del proyecto ‘Que nos quiten lo bailao’ guiado por Laia Camacho Rayo, quien ha llevado la música y el baile a todos los rincones del Complejo Social San Buenaventura y que recientemente se trasladó a los escenarios del IES Pablo Picasso. Recordar también al equipo de Covadonga Cordero, José Carlos Quero y Cristian Ojeda, que han estado realizando un proyecto deportivo adaptado para todo tipo de discapacidades, una iniciativa que se pondrá en marcha a partir del próximo año.

Profesionales pero sobre todo personas, que aceptan con una sonrisa las propuestas, que tienden la mano para ayudar, ofrecen todo de ellos de forma desinteresada. Y todo esto nos entusiasma, trabajar codo con codo, como profesionales, con esa pureza de un nuevo comienzo, intentando facilitarles todo lo que esté en nuestras manos para que lleven a cabo esas nuevas ideas.

Quería dedicarles estas líneas a todas esas personas en prácticas que año tras año nos acompañan porque tengo la certeza de que el futuro está en buenas manos, pues me han demostrado que no todos los jóvenes son iguales. Hoy día puedo decir que he tenido el placer de compartir estos momentos con futuros profesionales.